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Cómo es la Providencia by Brian Yeich

A veces parece que las personas que provienen de orígenes metodistas wesleyanos tienen una relación “a distancia” con la idea de la providencia. En su nivel más básico, la providencia es la actividad de Dios que lleva a cabo los planes redentores de Dios para su creación. Es Dios elaborando un plan de rescate para la creación, y la idea de que Dios está trabajando detrás de escena sin nuestra participación o cooperación es un poco desconcertante para la sensibilidad wesleyana. Porque después de todo, ¿no somos nosotros las personas que creemos en la gracia cooperante (es decir, que hay un grado de cooperación en el que participamos cuando se trata de la obra salvadora de Dios)? Somos el movimiento que enfatiza el libre albedrío humano y nuestra capacidad para elegir o rechazar el don de la gracia que Dios ofrece. “Providencia” simplemente suena demasiado a esa gente reformada o calvinista, pensamos. Pero si miramos más de cerca, vemos que el fundador de nuestro movimiento, John Wesley, tenía una comprensión muy sólida de la providencia divina. Entonces, ¿qué debemos pensar sobre la providencia como wesleyanos?

Describamos lo que no es la providencia. La providencia no significa que no tengamos libre albedrío. La providencia de Dios no descarta la libertad humana. La Providencia no se opone a la cooperación con Dios. La providencia no significa que estemos “fuera del apuro” o que no tengamos sentido de responsabilidad cuando se trata de crecimiento espiritual. Más bien, cooperamos con Dios a medida que crecemos en nuestra fe al practicar disciplinas espirituales, o los “medios de la gracia.”

Entonces, ¿qué es la providencia?

La Providencia está en el corazón de la teología cristiana. Los cristianos a lo largo de los siglos, aunque ha habido excepciones, han afirmado que Dios no es simplemente un relojero que puso el universo en movimiento y desde entonces lo ha dejado desatendido para sus propios fines. Más bien, la providencia afirma que Dios está obrando detrás de escena, a veces de manera imperceptible, pero obrando de todos modos. Basándose en siglos de comprensión cristiana, el difunto teólogo Thomas Oden definió la providencia como “la expresión de la voluntad, el poder y la bondad divinos a través de los cuales el Creador conserva a las criaturas, coopera con lo que sucederá a través de sus acciones y las guía en sus propósitos a largo plazo.” [1] La Providencia es tanto evidencia del amor de Dios por su creación como de su soberanía.

John Wesley tenía fuertes convicciones con respecto a la providencia de Dios. Con su enfoque de ambos / y, Wesley compartió una gran comprensión de la naturaleza de Dios y de la vida del discípulo cristiano a través del lente de la providencia. En su sermón, Sobre la Providencia, Wesley instó: “No hay casi ninguna doctrina en todo el ámbito de la revelación, que sea de mayor importancia que esta. Y, al mismo tiempo, hay pocos que sean tan poco considerados, y quizás tan poco comprendidos.” [2]

Mientras que los pensadores cristianos durante siglos afirmaron la omnisciencia y omnipresencia de Dios, Wesley reconoció que nuestro limitado entendimiento humano tiene problemas para comprender el concepto de la naturaleza providencial de Dios. Wesley enfatizó que deberíamos sentirnos humildes por el hecho de que Dios, infinito en sabiduría y poder, aún se preocupa por el bienestar de su creación. Wesley señaló que mientras que para Dios todas las cosas son posibles, “El que puede hacer todas las cosas no puede negarse a sí mismo.” [3] Aunque está dentro del poder de Dios destruir todo pecado y maldad en el mundo, por ejemplo, esto contradeciría La naturaleza de Dios. En particular, esto contradiría el hecho de que la humanidad fue creada a la imagen de Dios. Sin embargo, Wesley aclaró, aquí es donde la providencia de Dios entra en la ecuación. Si bien Dios permite que los seres humanos elijan entre el bien y el mal, la providencia de Dios es una obra, “para ayudar al hombre [sic] a alcanzar el fin de su ser, a obrar su propia salvación, en la medida en que se pueda hacer sin coacción, sin anular su libertad.” Wesley visualiza la providencia de Dios operando en un “círculo triple” dentro de la creación. [4]

Primero, observó Wesley, todo el universo está gobernado por Dios, incluidos los movimientos del sol, la luna y las estrellas, así como la vida animal. Más allá de este gobierno, Wesley describe tres círculos de la providencia de Dios. El primero de los tres círculos abarca a toda la humanidad. Dentro de este círculo, la providencia de Dios obra en el mundo … El segundo círculo incluye “todos los que profesan creer en Cristo.” [5] Dentro de este círculo, Dios está obrando … El círculo final y más íntimo, abarca, “verdaderos cristianos, aquellos que adoran a Dios, no sólo en forma, sino en espíritu y en verdad. Aquí están incluidos todos los que aman a Dios, o, al menos, verdaderamente temen a Dios y obran justicia; todos en los cuales está la mente que estaba en Cristo, y que caminan como Cristo también caminó.” [6] (Es interesante que Wesley argumentó que es dentro de este círculo que se realiza Lucas 12: 7: “Lo mismo pasa con ustedes, pues hasta los cabellos de su cabeza están todos contados. Así que no teman, pues ustedes valen más que muchos pajarillos.” [7] Él comentó: “Nada relativo a estos es demasiado grande, nada demasiado pequeño, para su atención.” [8] Mientras que Dios está preocupado por todos en su creación, Wesley creía que el Señor presta especial atención a aquellos que son seguidores totalmente devotos de Jesús).

A lo largo de sus escritos, incluyendo su diario y cartas, Wesley notó en muchas ocasiones el “tren de providencias” que Dios obró en situaciones particulares. A menudo atribuye palabras descriptivas adicionales como, “poco común,” “varios,” “maravilloso,” y “completo” para describir con más detalle estos casos en los que Wesley observó la mano de Dios obrando en la vida de los cristianos. Enfatizó que si bien Dios ha establecido leyes generales que gobiernan el universo, Dios es libre de “hacer excepciones a ellas, cuando le plazca.” [9] Para Wesley, el cuidado de Dios por la creación y especialmente por los seres humanos no se ve obstaculizado por las leyes del universo.

En la conclusión de su sermón, Wesley anima a los cristianos a poner toda su confianza en el Señor y no temer. La providencia de Dios significa que podemos confiar en él incluso cuando parece que nuestro mundo o el mundo entero se está desmoronando. Él no niega que enfrentaremos desafíos y dolores, sino que debemos caminar humildemente ante Dios y confiar en que “Para los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, a los que conforme a su propósito son llamados.” [10] La esperanza del cristiano es en el Señor que no solo gobierna el universo, sino que también se preocupa especialmente por los que siguen a Dios. Dios conoce la cantidad de cabellos que tienen en la cabeza. Ningún detalle escapa a su atención. La providencia de Dios nos da esperanza tanto para nuestro presente como para nuestro futuro. No se trata simplemente de decir que “todo sucede por una razón,” porque Dios no es la fuente del mal o el caos. Sin embargo, podemos confiar en que detrás de todo, Dios está obrando. No significa que todo nos irá bien, pero sí significa que Dios está con nosotros en cada paso del camino. Quizás esa fue la motivación de John Wesley en su lecho de muerte cuando pronunció las palabras: “Lo mejor de todo, es que Dios está con nosotros”. [11]

 


[1] Oden, Thomas C. Classic Christianity: A Systematic Theology. HarperCollins. Kindle Edition.

[2] John Wesley, “On Divine Providence” (1786), in The Works of John Wesley, ed. Thomas Jackson, 14 vols.,(Grand Rapids, MI: Baker Books, 2007), 6:315; hereafter cited as Works (Jackson).

[3] Ibid, p. 317

[4] This idea is from Thomas Crane in A Prospect of Divine Providence, which Wesley included in his Christian Library.

[5] Ibid, p. 319

[6] Ibid.

[7] The Holy Bible: English Standard Version, (Wheaton, IL: Crossway Bibles, 2016).

[8] Ibid., p. 320

[9] Ibid, p. 322

[10] Romans 8:28. The Holy Bible: English Standard Version, (Wheaton, IL: Crossway Bibles, 2016).

[11] Ken Collins, John Wesley: A Theological Journey, (Nashville, TN: Abingdon Press, 2003), p. 268.


Featured image courtesy Goh Rhy Yan on Unsplash.


La traducción por Rev. Dr. Edgar Bazan